Córdoba.- Por las paredes de la
vieja y enorme casona se respira historia. El olor que se percibe es
distinto, huele a testimonio de la evolución histórica de Veracruz y
México, a dos siglos de pasado.
Son más de 60 mil libros, documentos,
folletos, enciclopedias, aunque en realidad suman cerca de 120 mil obras
ya digitalizadas, que ven pasar el tiempo, pero que lo hacen bajo
resguardo, bajo cuidado de manos expertas que aman la historia.
El paso de los hombres mexicanos del
siglo XIX, XX y del XXI se encuentra concentrado en esta vieja casa,
ubicada en la ciudad de Xalapa, que alberga el Archivo General del
Estado de Veracruz.
Con viejas prácticas de restauración y
cuidado (como coser a mano libros), pero también con alta tecnología y,
sobre todo, con un gran amor a los antiguo, se preservan documentos de
hombres ilustres y no tan ilustres como Antonio López de Santa Anna,
Guadalupe Victoria, Benito Juárez, Porfirio Díaz e incluso oficios de
apoyo de becas a imberbes jóvenes artistas, que a la postre ganarían un
nombre, como Diego Rivera. “Es una emoción que es difícil de describir
el estar rodeado de tanta historia, sobre todo porque se plasman sueños y
esperanza de mucha gente que no sabía el destino final de esa gestión
que estaba haciendo”, asegura la Directora del Archivo, Olivia Domínguez
Pérez.
Con más de 25 años de luchar para
preservar los documentos e imágenes históricas, recuerda que siendo
joven escuchó a uno de sus maestros que investigaba por pasión y con el
paso de los años lo entendió.
“Hago mi trabajo por pasión y estar
rodeado aquí es mi mayor compromiso y pasión, porque siempre he creído
que debemos conocer la historia para no volver a cometer los errores que
desgraciadamente lo hacemos por desconocimiento”, agrega la menudita
mujer.
Durante años ha luchado contra la
burocracia para obtener recursos y preservar la historia y gracias a que
jamás ha cesado, la investigadora cuenta con una de las mejores
instalaciones de preservación de todo el país.
En enormes galerones almacena los
documentos en papel, a una temperatura ambiente especial, divididos en
secciones y con sistemas especiales contra incendios, que de activarse
sueltan un químico especial que sofoca las llamas pero no daña los
documentos.
También logró la construcción de un
pequeño cuarto hermético, libre de oxigeno y, por ende, de bacterias que
pudieran dañar los más de 60 mil negativos de imágenes y tres mil
fotografías, algunas de las cuales muestran la invasión norteamericana
al puerto de Veracruz y la bandera de Estados Unidos, ondeando en el
Baluarte de San Juan de Úlúa. “Tenemos un gran acervo… pero una de
nuestras joyas, es el acervo de Joaquín Santamaría, el cual tiene entre
imágenes de cristal y de nitrato celulosa como unos 60 mil negativos”,
dice orgullosa.
El acervo fotográfico se incrementó
cuando hace un par de años, personal del área de fotografía del Archivo
se dedicó a recorrer las rancherías, pueblos y comunidades de toda la
geografía veracruzana para recuperar esas viejas imágenes de antaño
impresas en papel.
“Se detectaron que había unos 60
fotógrafos veracruzanos hasta los años 40’S y otro acervo muy
importante es el acervo Leonardo Pasquel, que también nos aportó una
radiografía de los fotógrafos de los años 40’S y 50’S con una ficha
muy detallada al reverso de la imagen”, recuerda.Actualmente se cuenta
con 87 fondos fotográficos que se integran de fotografías originales,
negativos en diversos formatos. Dentro del proceso de catalogación
existen, fichas de catalogo y guías generales de los fondos
fotográficos.
Incansable, consiguió brincar a la era de
la tecnología. Durante toda su gestión ha digitalizado esos 120 mil
documentos históricos, los cuales alberga, también en un cuarto especial
y con una temperatura especifica, en enormes centros digitales.
“Desgraciadamente en Veracruz, en el
Siglo XIX tuvo mucha inestabilidad y por aquí entraban las
intervenciones extranjeras, eso provocó la perdida de memoria histórica y
la última pérdida fue en la Revolución Mexicana, porque cuando se
tomaban las poblaciones lo primero que se tomaban eran los Palacios
Municipales como centros de poder y se les incendiaba y ahí estaban los
archivos”, recuerda la Directora.
A pesar de ello, por los pasillos y
enormes estantes se encuentran memorias e informes de Jefes políticos y
cantonales del régimen porfirista; de las revoluciones del Estado de
Veracruz; tratados y convenciones vigentes; mientras que la hemeroteca
resguarda publicaciones oficiales, periódicos de circulación nacional,
estatal y regional, así como revistas, folletos y hasta boletines.
Por ejemplo, hay publicaciones como El
Zempoalteca (1850), El Periódico Oficial (1872), El Iris Veracruzano
(1883); y de periódicos de circulación nacional como El Universal
(1950-2010), El Nacional (1964-2010), El Día (1962-2010), entre otros
diarios.
La directora cuida como sus hijos todo
documento. “No hay uno en especial, porque todos para mí son valiosos,
por ejemplo, uno que me impactó mucho y que siempre lo monitoreo y digo:
¡ay! que esté en buenas condiciones y siempre pregunto por él, es el
primer ejemplar de la carta geográfica de la República Mexicana, donde
aparece el estado de Veracruz ya con la forma que tiene actualmente”.
Para lograr mantener los archivos
intactos, el Archivo General cuenta con decenas de especialistas, uno de
ellos es José Luis Barrada López, quien en el organigrama oficial
aparece como “Operador de Servicios Gubernamentales”, pero en realidad
es un archivista y restaurador de libros y planos antiguos.
“Es algo muy bonito tratar de conservar
algo que va a seguir perdurando y sigue como testimonio para las
generaciones futuras, y como somos historiadores para nosotros es una
gran satisfacción conservar ese tipo de documentos”, suelta ataviado con
cubrebocas y guantes especiales que impiden dañar los antiguos
documentos.
En la actualidad, dice, en muchas
ocasiones no se le presta tanto la atención a los archivos y en muchos
lugares se encuentran abandonados, cuando –afirma- “ahí se podría
rescatar mucho la historia que aún desconocemos”
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